Inicio una serie de reflexiones rápidas, sin mucho fundamento ni estudio, meramente intuitivas, por aquello de dejarlas en alguna parte, pero creo dignas de alguna consideración más profunda en otro momento.
Y para empezar un tema de rabiosa actualidad, las subvenciones al cine español.
Entiendo las razones para que una indutria ligada a un hecho cultural pueda recibir subvenciones pero, ¿se están dando las subvenciones que se necesitan?
No es una cuestión de cantidad o criterios de reparto de las mismas en función de la inversión sino de subvencionar para fortalecer la parte más débil del cine español, que a juzgar por todo lo que se cuenta es la distribución.
El 58% de los encuestados destaca que el cine español compite con dificultad en promoción y distribución con las grandes producciones internacionales. El 38% cree que el sector se ha creado una mala imagen de subvencionado y politizado. El 36% piensa que aunque el cine español produce buenas películas, no sabe comunicarlas bien ni sintonizar con el público. Por su parte, el 26% considera que el cine español tiene en general poca calidad e interés.
Es decir que podemos identificar el problema en dos elementos de los tres que son necesarios para que una película llegue a un público.
Estos tres elementos son la producción, que incluye el dinero necesario para crear la historia y filmarla. La promoción, esto es que los espectadores sepan que la película existe y finalmente la distribución, esto es que llegue a las salas de cine, o canales de exhibición, donde los espectadores puedan disfrutar de la película.
Así tenemos que la producción no debería ser un problema, con el dinero que las televisiones están obligadas a destinar de sus ingresos y los inversores públicos y privados no debería faltar dinero para producir películas y además para contar buenas historias no es requisito indispensable el tener mucho dinero. Un problema que al parecer se ha generado es que estando subvencionada la producción en ocasiones se inflan los presupuestos, o se destina a la compra de entradas, para recibir una mayor cantidad de dinero en concepto de subvención.
La promoción en el cine español es muy limitada excepto en aquellos proyectos en los que las televisiones han intervenido, que entonces a través de sus propios medios promocionan la película, pero en España siempre ha funcionado el boca-oreja bastante bien. El problema es que la promoción de esta manera requiere mucho tiempo de permanencia de la película en las salas, lo que nos lleva al problema de la distribución.
Las salas de cine sufren un proceso de oligopolio en la distribución, es decir, existe una importante concentración en el sector de la distribución por lo que las empresas que se encargan de ello establecen y fijan las condiciones a los exhibidores sobre qué peliculas ponen a disposición de las salas, el tiempo de permanencia de las mismas, etc., a cambio de poder llevar ciertos estrenos o películas que en princpio garantizan una taquilla alta. Y estas distribuidoras, conocidas como majors, son a su vez, o participan de, grandes productoras de cine de Estados Unidos que priman la exhibición de su producto, evidentemente.
Según las cifras que se manejan por ahí, la cantidad total de dinero entregado en concepto de subvención ronda los 80 millones de euros.
¿Qué pasaría en lugar de entregar ese dinero a las productoras de cine se utilizase para crear cines en los que exhibir unicamente cine español o cine acogido al actual sistema de ayudas? (También podría subvencionarse el precio de taquilla al espectador, pero no elimina el problema del oligopolio de la distribución)
Desconozco los datos económicos de una sala de cine de 3 salas, pero intuyo que podría ser viable un coste de 1 millón de euros para mantenimiento.
Imaginenos que el Ministerio de Cultura destinase 100 millones de €uros anuales a habilitar salas de cine en todas las provincias españolas, tocarían al menos 2 cines por provincia.
Cierto es que es poco para algunas provincias, pero es un cálculo estadístico, en algunas bastaría con 1 sala y en otras con más, con el tiempo podría verse de ampliarse ese número.
Ahora imaginemos un precio de entrada de 3 €uros por entrada al espectador, y que casi todo el dinero obtenido fuese para el productor de la película (el resto según la LPI para interpretes,etc.). Los costes de personal y de mantenimiento de la sala se cubrirían con el dinero de la subvención además de lo obtenido por la venta de otros productos como palomitas, etc.
El precio haría atractivo al cine español y sin duda se multiplicaría la asistencia al mismo, los ingresos de la producción vendrían mejor referidos al número real de espectadores y no a criterios oscuros como presupuetos, supuesamente inflados, etc. Al productor no le afectaría puesto que trataría de buscar mejores películas que le reporten mayores ingresos, pero quedaría libre de la tiranía de las distribuidoras.
Además se ofrecería la posibilidad de filmar más películas sabiendo que la distribución está garantizada en unas condiciones razonables, lo que incentivaría la creación de pequeños proyectos y mejoraría la formación y aprendizaje de los profesionales y el descubrimiento de nuevos talentos.
En definitiva que puestos a subvencionar cine español, lo que habría que hacer es poner el dinero donde, aparentemente, hace faltaen las salas.